Por Leonardo Z. L. Tasca
El continuo reclamo argentino sobre los archipiélagos del Atlántico Sur ha quedado plasmado en la disposición transitoria primera de la Constitución de 1994, que dice:
“La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
La soberanía argentina sobre las Islas Malvinas está fundada en títulos de orden histórico, geográficos y jurídicos, además las islas están unidas a la Patagonia por medio de un cordón montañoso submarino. Tanto por el norte como por el sur de ese verdadero condón umbilical, el talud desciende profundamente a la hoya oceánica. La misma Enciclopedia Británica (T.x) apoya esta conexión geográfica al decir, las Islas Malvinas forman esencialmente parte territorial de la Patagonia, con la cual se hallan conectadas por una meseta submarina.
El 13 de agosto de 1833, el joven naturalista Carlos Roberto Darwin, nacido en Shrewsbury, Reino Unido, de 24 años de edad, se presentó, procedente de Patagones, en el cuartel general de Juan Manuel de Rosas, ubicado en Médano Redondo. Este entonces principiante ciencias naturales había sido incorporado a la tripulación del buque inglés llamado Beagle de diez cañones, capitaneado por el astrónomo Roberto Fitz Roy, que realizaba un viaje de circunnavegación, de estudios alrededor del mundo.
Fitz Roy había asumido la capitanía por un insólito suicidio en la zona de Tierra del Fuego del entonces capitán Pringle Stokes, según se dijo tomó la determinación fatal por gran agotamiento físico y estado nervioso. Idéntico derrotero trágico también recorrió Fitz Roy porque en 1865 debido a una profunda depresión se suicidó, ostentaba con el grado de vicealmirante, había sido también gobernador de Australia.
En ese año y desde el anterior el Clio, de tres mástiles y bien artillado estaba explorando minuciosamente todo el sur argentino, como parta de la política expansionista, colonialista, propia del reino Unido de antaño hasta el presente, decían que llevaban a bordo topógrafos y hombres de ciencias para hacer contribuciones a nuevos conocimientos científicos.
Si recordamos que las Islas Malvinas fueron ocupadas por los ingleses durante el gobierno de Juan Ramón Balcarce, en enero de 1833, no es aventurado conjeturar que, además, de las tareas de investigaciones, el bergantín de 10 cañones Beagle, haya realizado espionaje de apoyo logístico a la fragata de guerra inglesa HMS (*) Clio, que usurpó las Islas Malvinas ese año. Este buque fue despachado y comisionado por el jefe de la estación naval británica en América del Sur con asiendo en Rio de Janeiro. También contó con infidencias claves de empresarios pesqueros norteamericanos que apetecían los “jugosos” permisos de pesca y suministraron el dato clave a los británicos de que era muy fácil apoderarse de las islas porque estaban “desguarnecidas”, y lo sabían porque permanentemente andaban por la zona con actividades clandestinas. Otro de los tantos testimonios históricos de la férrea alianza imperial de yanquis y piratas para extrañar riquezas como sea de Sudamérica.
Estaba al mando el capitán John James Oslow; quien intima el desalojo y abandono, comunicando que iba a reafirmar la soberanía británica y tomar posesión en nombre del Rey del Reino Unido. Al día siguiente desembarcaron las fuerzas de la piratería (x), izaron su pabellón imperial y arriaron nacional el existente.
La población fue violentamente dispersada y expulsada por la fuerza militar, apropiándose de las Islas y los bienes materiales que había en ellas. En 1841 el Reino Unido nombra un teniente de gobernador que traslada el gobierno a Puerto Williams, en la actualidad Puerto Stanley.
Hoy, a más de 200 años de la “ocupación ilegítima de las Islas Malvinas, ocurrido ese hecho el 3 de enero de 1833, las Islas Malvinas fueron ilegalmente ocupadas por fuerzas británicas que desalojaron a la población y a las autoridades argentinas allí establecidas legítimamente, reemplazándolas por súbditos británicos que instauraron desde entonces medidas restrictivas para evitar el reasentamiento del pueblo argentino. Este acto de fuerza británico contrario al derecho internacional y que fue llevado a cabo en tiempos de paz sin que mediara comunicación ni declaración previa alguna, que culminó con la ocupación ilegal de las Islas Malvinas, fue inmediatamente rechazado y protestado por las autoridades argentinas de aquel momento. Desde entonces todos los gobiernos argentinos han reafirmado ininterrumpidamente sus legítimos e imprescriptibles derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes” (1).
El imperialismo británico siempre supo maquillar sus empresas expansionistas con aportes y coloridos científicos y humanitarios. Por supuesto, que en los correspondientes diarios de viaje de Darwin y de Fitz Roy no está registrada esta acción de ayuda a sus compatriotas en la toma de las islas, por obvias razones. Además, fue un eufemismo desde su controversia con las autoridades españolas de entonces, que le impedían navegar por esa zona, por esa razón la piratería disfrazaba las expediciones con pretextos científicos, y llevaban a abordo algunos hombres de ciencias. España alertada y verificando que eran argumentos falsos, que poco tenían de científicos esas naves por la región, negaba los permisos
Conviene anotar que la verificación de buques con hombres de ciencia que exploraban la zona, no había hecho menguar las políticas expansionistas e imperiales que, como tarea de Estado, llevaba adelante Inglaterra con la idea de apoderarse de territorios y explotar y expoliar impunemente y por la fuerza, las riquezas existentes. Al sur de las Malvinas se encuentra a poca profundidad el banco Burdwood o Namuncurá, en el cual las prospecciones indican la existencia de un rico conjunto de yacimientos mineros, incluyendo lo de hidrocarburos. Las aguas aledañas son muy ricas en peces comestibles, mariscos, crustáceos, moluscos, pulpos, potas, etcétera, en cantidades suficiente para explotación empresaria y dividendos cuantiosos. “Cuatro veces más petróleo que en el mar del Norte”, consignado por el profesor Felipe Isidro Pigna.
En el espíritu expansionista que siempre caracterizo a la Pérfida Albión, la ocupación de estas geografías estratégicas resulta lógico. Desde la historia se sabe que, con una base naval militar en esa zona, cortaba o controlaba el tráfico comercial de España y también amedrentaba con esa presencia poderosa a las colonias de Sudamérica poseedoras de materias primas.
El Beagle, que era una rara mezcla de pequeño buque mercante de guerra; fue meticulosamente preparado para investigaciones científicas, para ello fue modificado en los astilleros de Plymuoth para una reforma general es su segundo viaje. Entre las reformas podemos decir que su cubierta fue elevada 45cm y se le agregó un palo de mesana por lo que jarcia fija quedó conformada por tres palos, trinquete, mayor y mesana, éste último llevaba velas cangrejas. El palo mesana hizo al buque más maniobrable y la cubierta más alta aumentó el espacio bajo cubierta (2) donde se alojaba la marinería en estado de hacinamiento cuasi famélicos.
Su tripulación era de 75 personas:16 oficiales y oficiales instructores, 9 suboficiales, 8 infantes, 6 sirvientes, 3 supernumerarios incluyendo a charles Darwin, 3 fueguinos y 30 marineros. Todos los miembros de la tripulación eran voluntarios.
En lo que respecta a Darwin, sabemos por su “diario” personal que llegó al campamento de Rosas acompañado de otro inglés llamado James Harris, un baqueano y cinco nativos a quienes el científico llamaba “gauchos”, y que tardó dos días en su viaje, haciendo farragosas anotaciones sobre la geografía, insectos, suelo, minerales, y animales. Con el tiempo se supo que el padre del evolucionismo se llevó también de Sudamérica una enfermedad que mal lo perturbó toda su vida, el mal de chagas y tuvo en sus narraciones científicas elogiosos comentarios sobre el asado con cuero, que degustaba con los lugareños.
(…) La economía estaba basada en la ganadería, principalmente la cría ovina, pero, desde 1987 la pesca constituye el núcleo de la actividad económica. En ese año el gobierno británico de las islas empezó a vender licencias de pesca a compañías extranjeras dentro del área de pesca exclusivo de las Malvinas delimitado por el Reino Unido. Estas licencias totalizaron más de US$ 40 millones al año, lo cual sirve para administrar los sistemas de salud, educación y asistencia social de las islas. El langostino forma el 75 % de la pesca recogida. La industria del tambo sirve para el consumo interno; las cosechas nutren al forraje de invierno. Las exportaciones están formadas por envíos de lana de alta calidad al Reino Unido, sellos y monedas. Para alentar al turismo, la Corporación para el Desarrollo de las islas Malvinas ha construido tres cabañas para visitantes atraídos por la vida salvaje y la pesca. Actualmente las islas se autofinancian excepto para la defensa. El British Geological Survey anunció la presencia de una zona de exploración de petróleo de 200 millas alrededor de las islas en 1993 y los primeros sondeos sísmicos sugieren la posibilidad de reservas substanciales capaces de producir 500 000 barriles de petróleo por día. Recientemente se han descubierto cuencas petroleras al sur y al norte del archipiélago (3).
Todo lo que se pueda afirmar sobre la importancia económica y militar de las Islas Malvinas es poco con lo que sabe Inglaterra y su utilización como territorio militarizado. En 1848, un parlamentario vociferaba sobre “las miserable Islas Malvinas donde no da trigo”. Pero el almirantazgo y la intrigante diplomacia británica, siempre tuvo muy clara la importancia estratégica militar del archipiélago situado frente al único paso interoceánico existente, el estrecho de Magallanes. Ese control estaba justificado para los filibusteros porque controlaba el comercio del mundo con los establecimientos de la India y la Gran China. Esta situación facilita a la Pérfida Albión una ventaja decisiva sobre las demás naciones después de ser dueña como lo es del Cabo de Buena Esperanza; “es tomar las llaves de los mares del Sur para hacerse señora del comercio del pacífico” (Tomas Guido, 21. 01. 1833).
La causa Malvinas está en circunstancias históricas genuinas, que es imposible escindir o relegar del fervor patriótico que desde siempre la comunidad argentina protege, alimenta y defiende.
Entre los errores cometidos por la guerra de 1982, la derrota afianzó el poderío imperial militar en las islas. Ello no hace mella ni amedrenta porque las Islas Malvinas son argentinas y no hay nada que lo pueda desvirtuar, ni siquiera la presencia de la OTAN con 2200 militares.
Parece que la prolongación territorial de la Patagonia continental se extiende y se refuerza en la actuación irrenunciable histórica, junto a los 649 compatriotas que ofrendaron con su vida y patriotismo y quedaron en su helada geografía.
“Yo me atrevo a indicar como el mejor modo, el más pronto y que ahorraría tiempo, gastos y los incalculables males de una guerra formal a la par, no haríamos sino poner en ejercicio la reivindicación de nuestra soberanía, y es retomar las Malvinas. Este proyecto exige rapidez en su ejecución. Con aprestar en quince días, si fuera posible, dos buques de fuerza y dos transportes con quinientos hombres, bien provistos de pertrechos de guerra, guardar un sigilo impenetrable de su objeto, y despacharlo con pliego cerrado, para que se abra en determinada altura y se abre con arreglo a las instrucciones, producirá al inapreciable resultado de recuperar y fortificar las Malvinas”, José Francisco de Ugarteche (5), 28 de enero 1833. Esta concluyente declaración de patriotismo a solo 27 días de la triste usurpación, está demostrando para entonces, el fervor existente y que la piratería internacional había logrado una terrible herida nacional imposible de cerrar hasta hoy.
Para concluir este trabajo que hemos denominado “Islas Malvinas, conjunto de apuntes históricos”, consignamos unas importantes ideas, clarividentes del benemérito hombre del pasado argentino, singular poeta y profundo dirigente con vigentes ideas políticas: José Hernández. “La importancia de las Islas Malvinas es incuestionable. Su proximidad a la costa Sud de nuestro territorio, sus inmejorables puertos para el comercio y la navegación de aquellas costas, el valioso ramo de la pesca, la cría de ganados vacuno y lanar, para la cual se prestan maravillosamente sus fertilísimos campos, con ricas aguadas permanentes, todas estas son ventajas reconocidas por los que han visitado dichas islas” (6).
* HMS son las siglas de un acrónimo naval del inglés para “His/Her Majesty’s Ship” (en español se traduce por (“Navío de Su Majestad”).